El método del Aikido - Enfoque de la Práctica

Aunque las técnicas del aikido pueden usarse como defensa personal ante cualquier posible agresión (el aikido es un arte marcial completo y eficaz, afirmó el maestro Kisshomaru Ueshiba); el fundador, el maestro Morihei Ueshiba no las creó solamente como parte de un método mas de lucha cuerpo a cuerpo. Su intención fue desarrollar un arte marcial capaz de integrar a la persona en todos sus aspectos: físico, mental y energético. Llegado el caso, el practicante buscara defenderse con proporcionalidad (dentro de lo indicado por la ley), con firmeza pero con serenidad, procurando mantener el respeto hacia si mismo, impidiendo que la propia rabia o miedo lleguen a dominarle.

En el aikido no se utiliza la palabra «enemigo»; se le dice oponente, compañero, o simplemente uke (‘el que es dirigido’, ‘el que ataca’, ‘el que se sacrifica’ para desarrollar la técnica), pues mientras se entrena, si la mente ve un contrincante en la persona que realiza el ataque, el sentido competitivo impedirá una respuesta respetuosa hacia él.

Por esto en la gran mayoría de estilos de aikido no hay competiciones que enfrenten un aikidoka contra otro.
Nage (de lanzar, proyectar, el que lanza), llamado en algunas escuelas tori (defensor), o sea quien realiza la técnica, busca evitar que, por descuido, rabia o descontrol, se inflija más daño sin sentido al uke. Los practicantes debemos ser conscientes de la responsabilidad que adquirimos al aprender técnicas de origen marcial, muchas de ellas potencialmente letales para nuestros compañeros. La persona que entrena aikido asume que desea cultivar sus capacidades para mejorar su calidad de vida, no para maltratar a quien se le ponga por delante.

Siendo de personas inteligentes saber apreciar lo que piensan o sienten los demás, un aikidoka nunca menospreciará a su oponente, pues él/ ella / ellos le da la oportunidad de desarrollar su propio crecimiento personal. Se podría decir que uke es como un espejo para nosotros, el estado físico y psíquico en el que dejamos a nuestro compañero al acabar la técnica nos indicará en que estado estábamos nosotros. Dependiendo del grado de control que tengamos en nuestro cuerpo y nuestras acciones, dependerán los resultados.

Entre aikidokas experimentados siempre surge la duda si la filosofía del aikido es la que crea las técnicas, o es al revés; las técnicas llevan a la filosofía. Las dos razones son ciertas: al principio, cuando accedemos al aikido ignorando su espíritu, las técnicas nos hacen comprender que hay formas mas armoniosas de defenderse que simplemente golpeando con saña al agresor. Con el tiempo, sin embargo descubrimos que la persona no necesita, ni desea realmente hacer daño a los demás para protegerse, así que es una opción personal comportarse de forma violenta. Comprendemos que las técnicas de aikido contienen el espíritu de la Paz, puesto que nos educa el instinto primario de la agresividad. Al conseguir llegar aquí, el aikidoka se esfuerza porque las técnicas contengan el grado máximo de armonía.

Otro aspecto relevante en la practica de este Arte es el hecho de experimentar los dos papeles, atacante y defensor con el mismo ánimo, desde una perspectiva no solo de aprendizaje técnico, sino también como una experiencia que forma nuestro carácter. El papel de nage, no es mas importante que el de uke, bien al contrario se cree que si no desarrollamos primero la actitud de un uke que ataca de manera sincera, sin dudar; no se podra llegar a ser unos buenos nage. Esto es así debido a la particular forma de las técnicas de aikido, que buscan convencer antes que dominar, lo cual nos obliga a entender que le ocurre a uke cuando le realizamos una técnica.