Aikido, una herramienta para enfrentar la vida - Regla Número Cuatro


Ser derrotado sin sentirse vencido.


La frase parece incongruente pero no es así. Toda ves que en una práctica somos atacantes (uke), terminamos con nuestro cuerpo en el piso. Sucede que al atacar y no lograr el objetivo quedamos a merced de aquel a quien atacamos para que entre en técnica. En una fracción de segundo nuestra situación cambia totalmente, pasando de ser atacante a ser subyugado.


Por lo tanto debemos asumir esta sitaución y salir de ella haciendo un ukemi (caida), salvando de esta forma nuestra integridad física y así poder levantarnos para atacar nuevamente. Esto se repite decenas de veces por cada práctica lo que hace que lleguemos a la conclusión de que todos somos falibles, cometemos errores o podemos perder; pero así como tantas veces caemos, otras tantas nos volvemos a levantar.

Esta actitud asumida nos sirve para fortalecernos ante las dificultades que la vida nos presenta cotidianamente.

A medida que el alumno incorpora los principios antes mencionados comienza a modificar actitudes reconociendo y valorizando a sus semejantes como así mismo, dando a cada cosa la importancia que está merece evitando conflictos innecesarios y sobreponiéndose a aquellos que son inevitables.